“Las
cosas son como son"
Así es, esta frase que
a primera vista puede parecer sencilla entraña en sí una profundidad que
aún no llego a vislumbrar. Ahora bien, si la meta meditativa es el propio
camino cierto es que cada vez, en lo relativo y cotidiano, veo la vida con
más claridad y que “las cosas son como son”.
Es una realidad para mí la transformación paulatina que estoy
experimentando en mi interior a través de la meditación que a diario
dirige Antxoni. Un nivel de concentración mayor, una energía física más
vital, una alegría que brota del corazón espiritual que me abre al entorno
sin esfuerzo, sin pretensiones ni intereses particulares.
Los juicios hacia los demás y las emociones perturbadoras aparecen en la
mente de superficie y cada vez los veo con mayor agilidad. Son un buen
material de trabajo meditativo. A veces me parece que la mente de
superficie está más disparada que hace tiempo, como si hubiera habido un
retroceso, pero me doy cuenta que no es así dado que antes ni siquiera
tenía conciencia de ello.
En la actualidad es indudable en mí que hay una mayor aceptación y
capacidad de renovación y actualización en el momento presente, que se
traduce en: un mayor sentido del humor ante cualquier situación, menos
enfado hacia mí misma, menos irritación, nerviosismo y crispación
interior. Síntomas que en un tiempo eran familiares y que hoy van
desapareciendo. Se está dando un cambio que me colma de paz a través de la
aceptación “de que las cosas son como son”. Evidentemente, ante la
realidad de las cuestiones experimento el cambio positivo y objetivo.
Siento cómo la belleza de la vida se expresa en cada pequeña cosa del día
a día y no necesito más, a la vez que puedo permanecer con mayor
ecuanimidad ante la manifestación de la negatividad que aparece dentro y
fuera de mí.
Esta apertura a mi ser real se está dando por la Consciencia que se
expresa a través de la Maestra, la enseñanza diaria está impregnada de
bendiciones que descienden desde lo alto y en ocasiones se dan
experiencias meditativas que abren espacios, conexiones que antes estaban
cerradas, aisladas y alejadas del ser real.
Una vivencia significativa fue para mí cuando sentada en meditación se dio
una apertura a la percepción de la gran mente consciente (energéticamente
ubicada detrás de la parte posterior de la nuca) que fue hasta valorable
por una mayor distancia y perspectiva en el mirar de las cosas, personas y
situaciones varias. Vivencia en la cual experimenté cómo el corazón
espiritual se iluminaba de intensa luz blanca en una vivencia del gozo
espontáneo del Aquí y Ahora, o llamémosle el Presente Eterno. Y acaeció
que percibí la visión de una luminosidad radiante blanca, de la cual
surgió un canal luminoso blanco en posición vertical interconectado de
modo directo con la Visión profunda Consciente desde donde yo miraba.
Momento meditativo que lo podría describir como un nuevo espacio de
quietud más intensa, visión trascendental más amplia, comprensión unitaria
de mente y corazón, que engloba el amor devocional con un sentimiento de
totalidad.
Dicha increíble experiencia en el proceso meditativo no permaneció de modo
estable pero es la referencia inolvidable en los momentos de oscuridad, de
inestabilidad hasta emocional, con sensaciones de subir y bajar
interiormente. Pero dentro de mí es innegable que perdura dicha
experiencia con una mayor sensación de apertura y plenitud.
Respecto a nuevas experiencias y vivencias meditativas, en ocasiones vivo
con alegría la percepción de la bendición que desciende desde lo alto y
penetra con la sensación de atravesar el canal central, alguna vez hasta
el corazón espiritual; en otras ocasiones con calor intenso y amoroso
vital en lo que nos ha explicado la Maestra que es el cuerpo Vajra y
también al chacra secreto; con movimientos sucesivos de subir y bajar la
energía hasta lo alto. Una realidad que sucede y como meditante solamente
cabe el agradecimiento más intenso por la acción espontánea de la
Consciencia.
La vida se expresa con tal generosidad que hasta se manifiesta con lluvias
de bendiciones que descienden en forma de pepitas de color blanco
inundando todo el cuerpo y el entorno energético en una calma y paz
vibrante.
Son momentos en los que el vacuo espacio expansivo trasciende el tiempo y
la vivencia gozosa unitaria con el todo se muestra generosa. Un ardiente
calor nace del interior y circula por dentro y fuera del cuerpo,
proyectándose en ocasiones desde las manos y pies hacia fuera. Momentos de
quietud y gozo en los que desde la perspectiva lúcida consciente observo
cómo la energía transita.
Y es que como dice la Maestra…” Las cosas son como son”.
Antxoni es una Maestra que incansablemente se dona a todos los seres sintientes abierta y generosamente. Es la
Consciencia personificada en la
tierra. Su palabra muestra el camino de la luz, su sabia y compasiva
presencia nos guía en la Visión lúcida Consciente que ayuda a recorrer el
Camino del despertar, Camino que disipa hasta las nubes más oscuras que
avocan al sufrimiento ciego egoico.
Que esta enseñanza consciente de Antxoni pueda expandirse en el mundo para
el beneficio de toda la humanidad.
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