El propio camino

 

Desde el primer día que entré al centro de meditación, sentí en lo más profundo de mi ser que por fin había encontrado lo que buscaba. Fue una experiencia única que a lo largo de este tiempo y a través de la práctica diaria me ha ido posibilitando tomar conciencia en mi cuerpo físico mediante la respiración consciente cada vez en mayor profundidad y centramiento.

En el camino meditativo estoy rodeada de los compañeros de viaje, la enseñanza y la Maestra. Son con quienes a diario comparto este proceso hacia el interior de la mente consciente y los pilares básicos son el desarrollo de una conciencia individual en el cuerpo físico: conciencia en la respiración natural, en las sensaciones y en las percepciones.

La Maestra insiste a diario en la acción de observar cómo el cuerpo físico respira automáticamente, cómo no es necesario hacer nada más que ir contando las respiraciones y poner atención en el espacio que queda entre la espiración y la inspiración. Mediante esta disciplina diaria he llegado a comprender que el cuerpo humano en su forma exteriorizada es el vehículo mediante el cual accedemos a la Identidad profunda Consciente. Así pues, el cuerpo en su dimensión física y exterior conforma en sí el potencial idóneo que nos lleva a la Esencia Consciente plena.

En ocasiones, cuando me pierdo y confundo, ahí están estos soportes a través de los cuales vuelvo a sintonizarme con la Atención Consciente. Ahora bien, lo que realmente es fundamental es la propia convicción de ir hacia el Despertar más allá de apegos y dependencias que puedan surgir en las más sutilizadas formas egoicas respecto a los obstáculos en el camino. La vivencia en la ruta es completamente personal y para que el encuentro con la propia soledad se pueda dar, he necesitado comprender que en el sendero no tiene sentido buscar en el exterior lo que ya está en mi interior. Ver esta ilusión y aceptar cada momento tal y como es hace que la meta la encuentre en el camino.

Es así como me he dado cuenta de que cierto es que la Consciencia hace el trabajo, al igual que el fuego cocina los alimentos, pero yo he de prepararlos, lavarlos y cortarlos. Esta preparación y purificación mental y física que voy haciendo a lo largo del itinerario personal en el soltar viejos hábitos del yo ficticio es para por fin abrirme y dejar hacer al cálido fuego de la Sabiduría.

Poco a poco las sensaciones físicas, emociones, percepciones y pensamientos con los que durante tiempo he identificado mi personalidad, creyendo que era real, empiezan a no tomar las riendas tan impulsivamente.

A medida que la presencia se va mostrando generosamente en todo mi ser, el juego de roles que hábilmente interpreto a diario comienza a ser visible. Los pensamientos, por ejemplo, ya no acaparan toda la atención en una dinámica vertiginosa de producción masiva, si no que una vez me centro en la conciencia respiratoria puedo observar cómo llegan a la mente en forma de ilusorios fuegos artificiales. Una lucidez relajadamente activa da la suficiente perspectiva para no identificarme ni implicarme en ellos, como si estuviera viendo una película en el cine. Pueden parecer reales pero no lo son ya que entre la pantalla y la butaca hay un espacio que permite verlos tal y como son, entonces, desaparecen y finalmente disfruto del silencio. Desde esta perspectiva que me da mi Identidad profunda Consciente también es posible ver los personajes que interpreto, dándome cuenta de ellos.

Al ser más comprensiva conmigo misma lo soy también con los demás ya que la propia conciencia individual de aceptarme me abre hacia los otros. Toda esta experiencia de estar presente se está dando progresivamente y de forma intermitente de manera que paulatinamente voy viviendo cómo es posible que la espiritualidad consciente vaya instaurándose en mi cuerpo físico mediante el cual voy actualizándome.

En ocasiones la expresión de la polaridad negativa se presenta con fuerza pero comprendo que es una parte a integrar en mi vida consciente. A medida que puedo permanecer en la manifestación de la oscuridad desde la aceptación, más enraizada me vivo con mi ser real.

Mi más sincero agradecimiento a la Maestra que nos brinda la oportunidad de vivir lo que en este tiempo se está dando.