EGO COMO OBSTÁCULO 

 

En cualquier planteamiento humano: social, político, económico..., el choque de egos es un fuerte obstáculo para el desarrollo fluido de los planes y para llevar a buen término cualquier clase de proyecto.
Del mismo modo, en el ámbito espiritual, en la meditación, el “sí mismo egoico” constituye el impedimento principal para el verdadero desarrollo meditativo.
 
¿Cómo obstruye el falso sí mismo la meditación?

Cuando el ego interfiere en la meditación, tomando el mando de la mente de superficie, el ser “se duerme” identificado en todo tipo de fenómenos físicos y mentales.
Al quedar atrapado en la confusión y las emociones perturbadoras de la mente, participa de una visión distorsionada de la realidad, desde una mente egoica fija y rígida.
La meditación de la atención lúcida, enfocada hacia la mente egoica, nos conduce a comprenderla en todas sus manifestaciones.

La observación silenciosa
se hace necesaria para resolver nuestro conflicto interno de sufrimiento que, por ignorancia, creamos en un círculo mental cerrado.
Vemos cómo nos hemos condicionado y, desde la atención, evitamos nuevas acumulaciones.

La atención vigilante
desarrolla una clara conciencia en el estar presentes en el ahora y suelta las reacciones negativas egoicas que vayan presentándose en cada situación.
La meditación en la atención lúcida a todos los fenómenos  físicos y mentales en el mismo momento en que se presentan, nos da la comprensión de cómo se crea la mente egoica condicionada.
Cuando aparecen en nosotros sentimientos de decepción o de frustración surgidos de la infelicidad que produce el estar atrapados en una expectativa falsa, ansiosa de experiencias especiales y de logros rápidos de realización meditativa… disponemos de una excelente oportunidad para meditar desde la observación lúcida silenciosa y directa sobre el aferramiento egoico a logros espirituales.
La atención directa lúcida al apego-deseo egoico, no importa que el deseo sea espiritual, suelta todas las perspectivas falsas de la mente en la búsqueda de logros.
Esta aspiración a los éxitos y logros es propia del intelecto y debe dar paso a la mente consciente, para que el desarrollo de la mente meditativa hacia la visión profunda objetiva fluya de manera natural y pueda verse así, la verdad de las cosas tal cual es.
Viviendo presentes, desde una mente consciente, todos los problemas egoicos se disuelven, al soltarse las cadenas de los deseos-apegos.
También en la meditación se dan periodos muy agradables plenos de experiencias gozosas que disfrutamos desde el desapego pero siempre desde la libertad que fluye en el ahora.
No cejamos en la atención lúcida de los estados mentales y físicos a fin de que no se den nuevas contaminaciones de la mente egoica, que tiene la habilidad de ir sutilizándose más y más para poder sobrevivir. La observación atenta ve que el ego nunca quiere desaparecer.
Es por ello que se debe continuar en la atención lúcida de la mente y sus estados, como emociones… que irrumpen cuando menos lo esperamos.
Emociones de: celos, codicia, enfado, falta de firmeza mental, ira, envidia, orgullo...
Son fuerzas de la naturaleza que también se expresan en nosotros si nuestra mente no está muy presente.
Con una práctica disciplinada en la atención relajada vemos si nuestro estado mental es:
         LIBRE o DESPIERTO, no enganchado a los fenómenos.
      MENTE DORMIDA o atrapada en esa situación.
En la simple atención-observación se da la comprensión, en el momento, de que mi esencia no es ningún fenómeno, ninguna idea..., y de que más allá de todo movimiento egoico, existe mi identidad profunda, no separada de una apertura unitaria hacia Todo  y todos en el fluir de la única Realidad de la PLENITUD DE LA Presencia – Consciencia en el Aquí – Ahora.