REPASO DE LECCIÓN

  

Cuando hace unos años en mi búsqueda de la “felicidad interior” se apareció ante mis ojos la Autopista del Dharma no lo dudé ni un instante, accediendo a ella sin especial dificultad y sin peajes, así al menos lo pensé en un principio. Con la inconsciencia propia de los seres humanos dormidos, con mi flamante “ego” modelo coche deportivo de príncipe sin trono, enfilé la ruta prestando poca atención por no decir ninguna, a las señales que a lo largo del camino estratégicamente alertaban. Todo iba suave como la seda algo parecido a un programa de siesta televisiva. Hasta que de pronto a día de hoy y dentro de la propia ilusión que es el mismo viaje, me encuentro sin haberme percatado de la maniobra en medio de un inmenso socavón del tamaño de un cráter. La carrocería del estupendo coche hecha unos zorros, algún cristal resquebrajado, por lo demás todo en su sitio. El motor sigue funcionando y es que el “ego” se resiste a morir, siempre es el último en saltar del barco.

Y si en lo personal este va como va, el “ego” colectivo no está menos disparado. Cada mañana al leer los titulares en las portadas de prensa necesito urgentemente poner en práctica lo que la meditación Shiné nos enseña. Ante tantos horrores y desfachateces cometidas en el mundo, inspiración-espiración, con la inspiración respiro la paz y el silencio Conscientes. Ante tanta crueldad manifiesta, compasión, en este tema tengo que decir me queda mucha tela todavía que cortar. Ante la debacle económica y su barbarie, inspiración-espiración. Soltando en cada espiración los pensamientos inconscientes al espacio abierto de la mente profunda Consciente, donde uno a uno estos se disuelven. Así de esta manera consigo llegar lo más equilibrado posible hasta las páginas finales del periódico.

Extender esta práctica las veinticuatro horas del día, que se encarne en cada una de mis células es el trabajo a realizar. Porque sin esa base de observación meditativa nunca podré estabilizarme en la mente profunda Consciente que es mi Ser Real.

Es reconfortante a través de la meditación, tener la certeza interior de que ese personaje creado y recreado en mi mente inconsciente con el cual me identifico al menor descuido, es decir casi siempre, esa sombra que a duras penas sostiene entre  sus manos una vela sin conseguir encenderla, dará paso en su día, al ser de luz que Todos llevamos dentro. 

“La confianza, como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas”.