Juego del Despertar

 

Al salir el ser
de la densa niebla del apego,
respiró el mágico 
aire puro, cristalino
de su espiritualidad
profunda, transparente.

 

Sucedió el desenlace
en el laberinto de su mente,
por el impacto diáfano 
de la visión no sólida 
de su entorno terrenal,
cayendo también la creencia 
en la solidez de vivir egoicamente.
Espontáneamente surgió 
la libertad del desapego,
dejando los objetivos trazados por azar,
de acometer vanamente 
experiencias meditativas a lograr.
Reconoció que no hay 
observador para observar
sino mera observación 
sin sujeto para actuar.

Acaeció el arte de la 
constante acción del soltar,
y en cada instante,
al instante nuevo saltar.
La vida se convirtió en el noble juego,
del juego del despertar.