Visión profunda

 

El ser, 
en pos de una mente unitaria, 
tomó la firme resolución 
de entregarse a fondo a la meditación,
con la sincera convicción
de encontrar 
las claves de la existencia.

Nada quiso perderse 
en su nueva experiencia
del desarrollo humano 
en la conciencia.

 

Comenzó 
desde la básica concentración,
para recoger 
su mente de la dispersión.
Abriéndose
 progresivamente  
a la visión profunda,
a través 
de la continua 
atención-vigilante,
que observaba 
los juegos  de la propia mente,
en sus vericuetos 
de sueños e ideas
sin fin ni pausa,
con estrategias de 
tramas y dramas
de  dolor.

Cuando el ser saltó 
de la dualidad de la razón
fue cómo brotó
 la innata bondad 
en su corazón,
abriéndose a los demás 
con notas de espontáneo amor.

Se estableció  
en una vasta vida 
en el espíritu,
y descubrió 
nuevas cuerdas 
de armonía
en la visión 
de la íntima unidad 
de todo lo que existe
dentro de la exuberante belleza
que expresa  la consciencia en la diferencia.