A LOS SUFRIDOS OJOS

 

Los ojos guardan, como cautelosos guardianes,
las ventanas del alma.
Procesan, seleccionan, esquivan,
 guardan de posibles enemigos,
 tensándose como lianas…
hasta que caen cansados, al fondo,
como piedras negras, como habitantes de un pozo olvidado.

 Sin embargo su corazón todavía asustado
no descansa y en el fondo, en lo oscuro,
recrea nuevos paisajes soñados,
 nuevos mundos que llevar
 al molino del pensamiento,
 que rueda y rueda…
Triturando instantes de futuro
 creados, en las bambalinas
 de un escenario ilusorio.

Para actuar allí, según los argumentos
 del  guionista incansable
 que se agazapa, al fondo,
 en los aposentos escondidos,
 donde respira el miedo.