EGO III
Quiere trofeos, medallas,
experiencias sorprendentes,
aventuras espirituales excitantes:
el cuerpo transfigurado,
dulcísimas armonías,
luces bellas, caricias de silencio.
Todo esto se da y se va,
devolviéndote al instante real,
humilde, de tu dispersión.
Él no se rinde,
vuelve de nuevo con más promesas,
frases sabias, buenos consejos
dirigiendo la sutilísima operación.
Más centrado que nadie,
más atento que nunca
¡Qué bonito trabajo,
qué meritorio éxito!
Es su propio ruido
de silencio y trascendencia,
Perdido, cansado cae herido.
Entonces ella viene sola, libre,
señora y reina para reinar.
Sin hacer nada, sólo dicha,
espontánea amorosa alegría,
sin otro motivo
que estar aquí y ahora.
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