Todo termina, todo comienza

 

Todo termina.

En un principio éramos todo y uno,
reflejo del firmamento en aguas cristalinas, 
único latir de corazón y alma, 
huella y sendero de un único peregrinaje, 
bello jardín en donde todo germina.

Tú…
tímido lucero de sol nacido,
 huidizo como el eco del silencio. 
Yo…
 milagro de luna nueva, 
mito de verdad irreducible,
 póstumo escultor de quimeras.

Contenidos en la espesura de la noche, 
agazapados como el lobo tras la niebla, 
los hijos de la ira y sus rameras 
conjuraban abismos y distancias,
inundando el desierto de los ojos, 
con lágrimas de oceánico dolor.

¿Qué he de hacer sin tu mágico encanto?
preguntábase tu vida sumergida en estupor.
 ¿qué he de hacer sin tu esencia cadenciosa?
preguntábase mi vida en ausencia de tu amor.

Desterrados al unísono del mundo de las ánimas, 
vagando de corazón en corazón, 
venerando soledades tormentosas, 
nuestro hilo de plata se extendía 
cual tiniebla sedienta de luz.

¡¡Oh!! si la nostalgia entendiera de sueños rotos,
¡¡Oh!! si el viento supiera de sueños rotos.

Ola maternal… 
Se oye aún tu eco primoroso 
en su vientre florecido, 
bello fruto de lácteo descendiente…
 la dulzura de tu voz 
-cual trino de flauta-  
dibuja paraísos multicolores 
en la catedral del amor.
 (Amor de madre)

Bajo el viento…
el llanto de las estatuas se desmorona,
 reflejos de mil batallas se eternizan en mi armadura, 
la espada de la verdad habitando en los ojos, 
espesa llovizna fría de soledades, 
gritos de ávido renombre, 
dagas desterradas desde los cielos 
van buscando día a día,
afilar su pérfido designio 
entre las carnes del corazón.
(Amor de padre)

Gota a gota, 
la cercana lejanía de nuestros pasos decrece,
 ave mensajera de actual periplo… 
Tu buena nueva surca el cielo astral 
de los sentidos,
unificando el testamento del destino, 
y el frágil equilibrio del azar.

¿Oyes mi flauta amor? 
¿Oyes el sonido de mis manos vacías?

Tímido susurro de noche milagrosa, 
en el seno de tus manos se hilan huracanes imaginarios, 
mares imaginarios, 
seres imaginarios,
 realidades imaginarias y espacios en blanco,
 tonalidades de arco iris emigran,
 hacia la sombra de tu telar.

Geranio de blanca nieve,
último pétalo de primavera, 
ave del paraíso terrenal, 
llego a ti con amor espeso
 y suavidad hecha suspiro en la caricia verdadera, 
¿Cómo es que el arrullo te concede la grandeza de mi abrazo? 
¡¡Ah!! Si yo pudiera venerar tu virginal espectro 
eternamente, en mi vida nazarena morirían 
de hambre mis temores silentes.

¡¡Si…!! 
Estás quieta e inmaculada 
elevada en lo profundo de la elipse,
fija en mi alma soñadora,
rebosando de simpleza mi órbita serena de humildad.

Clamo que existo ausente de tristeza, 
hurto brillos de esmeralda en decoro de tu nombre,
pies descalzos atraviesan el umbral del tiempo,
venzo el mármol frío de la noche, 
mi aventura astral se impulsa con la luna, 
voy recogiendo oscuridades con pétalos de bronce, 
para que tú, 
ser destellante, 
corazón de mujer, 
seas la nube primigenia recién nacida al amanecer.

Ingrávido sigilo
de lágrimas retenidas, 
centro y razón de todo lazo
en donde se crea la palabra aún no dicha, 
la vida ante el abismo 
arroja tus lágrimas a menudo, 
cuando el amor verdadero abandono 
el estado ornamental que ocupas.

Entre los pliegues de nuestro abrazo, 
se esconden frases de poeta 
esculpidas con esmero por la brisa de los parnasos.
Quererte es poco, 
amarte es poco… 
dádivas de hombre que quiero darte con honra, 
mi ternura en bandeja de plata, 
la espesura de mi sangre cual ruiseñor a espinas de rosa.

Voy describiendo tu cuerpo y tu ser como un vals,
lloran flautas y violines embrujados por la luna, 
tú y yo vestidos de blanco, 
sutiles movimientos siembran primaveras en tu piel, 
leves, 
delicados…
frágiles, tan frágiles… 
que hacen ver una pluma cayendo como algo brusco y raudo 
¿Oyes mi espíritu llamando al tuyo?

Me acerco hasta tu alma…
 franqueo los escombros de tu lucha,
 esa lucha que aún en ti reina en corona de traición, 
sangre vertida entre la hierba,
 lagos inundados de sequedad,
caminos espinosos heredando tu pasado, 
se anteponen entre tu ser y el mío, 
como leyenda profana de vida y mortandad.

Flores de oscuridad y acero,
 negras como las entrañas de la mentira, 
custodian avivadas por desdicha, 
la entrada mortal hacia tu templo.

El mantra de mi nombre orbitando en tu oído, 
tiemblan las ciudades de tu piel, 
se extinguen mis temores y los tuyos, 
mi beso asciende hasta lo más alto 
convertido en  cometa alado y fugaz hasta tu boca, 
habitándonos desnudos y ataviados de pasión,
siembro tus praderas del pubis con perfumes de lavanda.

Duda… 
Duda, esa duda.

¿Acaso el amor se matiza con la avaricia de la carne? 
El amor verdadero nunca muere, renace una y otra vez,
se fortalece con arrullos de sangre y perfumes de jazmín,
junto al bosque de besos, donde la pasión se transforma en ternura.

Resbalan mis caricias por tu cuerpo acometido, 
cae de súbito el firmamento, 
hilvana a sangre fría mis destinos esparcidos, 
la duda traicionera emperatriz de tu reino.

Días y noches, 
siglos, milenios… 
eclipses de lucero, cenizas de llanto, 
huellas de incandescente marfil, 
siembran en prados de inocente gentileza, 
soledad y rastros de inconcluso devenir.

El fuego del amor se extingue, 
nacen hielos del alma, 
nuestro cáliz agrietado, herido en falso beso,
derrama su última ambrosía de lenidad.

Redimidos de angustia,
arde el canto de los ángeles, 
la lumbre de su llama devora nuestra luz 
cual hoguera de inframundo.

La nieve acristalada sobre mi piel,  
desborda los ríos de Aqueronte y Cocito.
Los Campos Elíseos despojados de belleza, 
la flor de la esperanza privada de pétalos, 
la luna enrojecida… 
Artemisa llorando amargamente, 
la pendencia romántica de sus hijos, 
y los sueños rotos –perfumados de olvido- se apoderan de mi ser, 
con estrépito de fúnebres designios. 
¡¡Cuántas Alegorías de espanto se originan con tu nombre!! 
Ingrato desenlace, inesperado y vespertino,
en donde no eres ya, estrella única de mi noche.

¡¡Ojalá y si fuese poeta!!
Plasmaría en desagravio mi desgracia, 
aferrado con el alma a nostálgica rima, 
bordaría poesías en la agonía de mi ansia.

Encuentro lágrimas perdidas 
en los fragmentos de tu sombra.
Han de servirme aún de infausta compañía, 
y así… 
con tu ansiada lejanía que ha dictado sentencia, 
moriré de poesía y más aún de tristeza.

¡¡Oh!! Si la nostalgia entendiera de sueños rotos, 
¡¡Oh!! si el viento supiera de sueños rotos… 
Verterían en las venas de mi infinito llanto,
 la caricia omnipresente de Dios.

-Hay más universos que realidades- 
el perdón habita en las almas con firmeza, 
la huella del tiempo se transforma en infinita gracia,  
y el sufrimiento en amores sin apego en donde, 
todo comienza.