POEMAS IX


CANTO A LOS BUDAS QUE DESCIENDEN A LA TIERRA

Agradeciendo que continúen viniendo sin descanso
para iluminarnos en la noche obscura inconsciente.
Reconociendo que su luz compasiva
nos resulta absolutamente imprescindible.
Gritando con las células del cuerpo
y con el corazón lleno de confianza en la Sabiduría.
Que innumerables Budas desciendan a este planeta.
Que nuestros cuerpos se sutilicen.
Que la Tierra sea un mundo de luz con seres de luz.
Que despertemos todos los seres humanos.


COSECHA DE OTOÑO

Incluyendo el cuerpo, pero más allá.
Un pálpito expandiéndose desde el corazón.
Sintiendo el cuerpo y desparramándose en el espacio.
Centrándose en el cuerpo interior y fuera de él.
Ascendiendo por el canal transformador,
un foco de luz brillante.
Extraño, diferente, natural, sin límites.
Una sutil liberación de lo instintivo
desligadora de una pertinaz dependencia.
Un abanico de comprensiones se abre en el aire. 



QUERER


Quiero florecer amarillo como el diente de león.
Transformarme como la roca en piedra preciosa.
Expandirme en el espacio como el géiser
brotando en medio del lago.
Ascender a lo alto como el fresno de yemas negras.
Ampliarme como el sauce llorón.
Que los niños me reconozcan en su inocente sonrisa.
Levantar el vuelo como los mirlos de pico amarillo.
Viajar en barco por el lago sutil y profundo.
Planear como los aguiluchos a favor de las corrientes.
Viajar como las grullas gozosas en su retorno.
Vivenciar la serenidad del parque.
Contemplar el arco iris jugando con el agua.
Ver cómo todo se transforma de una forma natural.