Karma Samten Ling
 
Otras aportaciones de la Shanga Presencial

 

FORO-DEBATE ABIERTO
LA FILOSOFÍA DE LA PSICOLOGÍA EN ORIENTE Y OCCIDENTE

A partir de Octubre

INICIACIÓN AL BUDISMO


Este curso de iniciación al Budismo se plantea como una toma de contacto, de nuevo, con la vida. El objetivo es tratar de descubrir el ser profundo que llevamos dentro al sabernos poseedores de la naturaleza búdica, de manera que por su conocimiento pasaríamos a actualizarla.De entre todos los deseos y anhelos que la naturaleza humana se puede plantear tan sólo existe uno verdadero: la aspiración a la iluminación. Este deseo nos conecta con lo más auténtico y natural que tenemos. De hecho, algún atisbo acerca de ello lo hemos tenido si recordamos el sabor de la visión de un paisaje que nos hizo sentirnos totalmente presentes, o el calor de un abrazo.Por eso planteamos la posibilidad de iniciarnos en un proceso evolutivo de desarrollo y autoconocimiento que, si lo hacemos bien, nos conectará con lo mejor que tenemos de nosotros mismos, y permitirá hacer crecer en nosotros la importancia que tienen “los demás”. El cuidado hacia ellos indicará el grado de evolución que uno mismo haya sido capaz de desarrollar, sentirá en él el calor de la “Bodichitta”.Es así como planteamos la posibilidad de iniciarnos en el proceso siguiendo “diferentes pasos”. La manera en la que se precisan estos pasos es una entre las muchísimas posibilidades en que puede hacerse. Aquí y ahora, en este momento, ésta puede ser una:


PRIMER PASO: CONSTATACIÓN DEL SUFRIMIENTO DE LA VIDA

Lo que nos puede motivar a embarcarnos en este proceso es conocer a través del análisis por qué sentimos insatisfacción al vivir. De entre las muchas causas de insatisfacción que puede haber hemos elegido tres:

La primera de ellas es la sensación de desengaño porque lo conseguido hasta ahora no se puede mantener siempre. Tanto en el terreno material como en el social o en el afectivo comprobamos a menudo que las cosas se sostienen en un equilibrio precario, pues puede suceder que un golpe de suerte, bien a favor, bien en contra, puede cambiar totalmente lo hasta ahora construido. Nos quedará el sabor del recuerdo de una lucha bien vivida, por ejemplo, si hemos vivido una gran dicha pero la experiencia se ha terminado, resulta totalmente insuficiente. Lo bueno dura poco y los momentos agradables sólo quedan para la inspiración.
La segunda de ellas se refiere a la desconfianza de que lo que obtenemos no nos hace mejores; más bien nos incita a levantar barreras frente al exterior, desarrollando una naturaleza defensiva “luchadora”, para mantener lo que se tiene y se adquiere. Además nos creemos con derechos a defender “lo nuestro” contra viento y marea, y así miramos a los otros como enemigos virtuales.
El desencanto podríamos nombrar como la tercera de las causas, ya que la vida no es lo que esperábamos. Aquí nos referimos a la sensación de sentirnos engañados como resultado de lo anterior. No hay ilusión que aguante el paso del tiempo, pero nos empeñamos con ahínco en crear o perseguir la siguiente, y eso nos deja ciegos para explorar y experimentar en los matices. Al final, uno se siente desarticulado, desencajado, desmembrado al vivir y , sin poder evitarlo , aparece la neurosis .

SEGUNDO PASO: ENTRAMOS EN EL SUFRIMIENTO: OBSERVAMOS SUS CAUSAS

Observando la neurosis vemos que ésta se expresa en diferentes aspectos de los que resaltaremos dos:


El primero se refiere a esa neurosis que se muestra en la construcción del personaje, con más o menos acierto, para intentar que las cosas sean permanentes: uno se ata o se aferra a lo conseguido. Tenemos la ilusión de que las cosas duran pero a través de dos vertientes:
Por un lado, contentos por las buenas condiciones en las que nos hemos montado la vida, un bienestar material, afectivo e intelectual que nos permite tenerlo todo bajo control y creer en la ilusión de su permanencia, tapando así el miedo a la contingencia.

La otra vertiente resalta el lado doloroso de la vida. Las condiciones duras en las que me encuentro, por el contrario, no parece que acaben nunca, nada cambia , o, si lo hace, es para ir a peor . El segundo aspecto se va a referir a lo que de condicionado me hace sentir ese “falso” personaje. Siguiendo aquí el popular dicho de que “todo tiene un precio” pensamos que lo que nos hemos labrado en la vida es lo que nos merecemos, y si para ello he de vivir con una doble moral –una, para el terreno privado, aunque sólo sea para negarlo, para pasar de él; otra, para el público- lo consideraremos como parte de la “normalidad” social en la que hay que vivir. Y si por esa pseudonormalidad tengo que cerrar los ojos a otros aspectos que me ofrece la vida, lo haré sin ningún reparo. Me he hecho un montaje de lo que es la vida, de lo que es mi vida, intento ser-de-una-manera. Una manera en que uno-no-es porque nos hemos alejado de nuestra naturaleza íntima al darle prioridad a los valores sociales. Los auténticos que surgirían de nuestra naturaleza íntima, quedan ocultos, pues no nos ocupamos de ellos. Quizás con las crisis, o en la cercanía de la muerte, cuando nos permitimos sentirnos más “blandos” emerjan ya que están ahí, y, entonces, podamos despertarnos de la ilusión que vivimos, al experimentar esa dualidad intrínseca al personaje que nos hemos hecho.

Seguimos con la observación y comprendemos las consecuencias que esta forma de ser fijada nos acarrea. También aquí el espectro de posibilidades puede ser muy grande, así que lo reduciremos a tres apartados:
La fijación en ese personaje que creo ser me ofrece seguridad, me da apoyo en la vida, pues tengo detrás de mí todo el beneplácito social que me hace vivir anestesiado/a, amparado/a en una nube de prestigio, buen status y admiración. (Recordad aquí la doble vertiente, vivir rechazado/a , en la marginalidad , humillado/a sería su contrario , desde el mismo origen) . Construímos así nuestros castillos (los reales y los oníricos) , nuestras casas y nuestras fronteras . Nos hemos separado pues vivimos la dualidad como una realidad constatada. Hacemos la separación entre mundo interior y mundo exterior, haciendo que prevalezca el segundo sobre el primero, las verdades sí pero sólo a medias. Es decir, vivimos la mentira, y además, nos damos cuenta.


Todo esto se sustenta gracias a las creencias. Éstas han sido transmitidas a través del proceso de socialización y se han fijado en nosotros al crecer, y, en función de repetírnoslas a lo largo de nuestra experiencia, hemos elegido lo que nos gusta y lo que no nos gusta, elevándolo a la categoría de moral-para-mí, que es lo que aquí interesa. Nos estamos refiriendo a que ese personaje me exige tanta atención hacia mí que no logro ver al “otro”. Es el yo egoico quien está detrás de todo y quien tira y barre, lo que puede. Ahora bien, de entre todas las creencias que hemos asumido en la vida hay una que es fundamental y distinta a las otras: la creencia en que las cosas poseen una sustancia inherente a ellas mismas, tiene una naturaleza propia. En realidad nada hay que se sustente por sí mismo. El árbol parece una sustancia individual pero en realidad es un complejo sistema que depende de las relaciones que establece con el entorno. Necesitará agua, sustancias minerales, sol..., en definitiva, no existe por sí solo sino que forma parte de una realidad interdependiente. Esta creencia en la sustancialidad de las cosas es lo que nos produce la esperanza. Esperanza en que en alguno de estos objetos esté esa satisfacción que nunca llega. Por ello mismo vivimos en el miedo, que es la otra cara de la esperanza. El miedo sería la tercera consecuencia a la que nos queremos referir. Estudiando el miedo podemos observar que aún, en el mejor de los casos, vivimos con miedo a los cambios. No podemos ser felices cambiando, sino que intentamos perpetuar todo tipo de situaciones, incluyendo las negativas.


Existe esta tendencia a desear que las cosas sigan como están. Pero esto de por sí es imposible, ya que en el mundo todo está en continuo cambio. Nada es permanente.
En el peor de los casos, lo que uno logra es insatisfactorio, y como ya no se espera nada mejor , uno se siente sin fuerzas y sin energía para enfrentarse a ese hipotético mal que se ve venir .

TERCER PASO: PERCIBIMOS EL CAMINO DE SALIDA DEL SUFRIMIENTO DE LA VIDA

Lo contrario a la neurosis es la frescura y espontaneidad del niño, que va respondiendo en las diferentes necesidades según se van presentando. De entre todos los objetivos que nos podríamos plantear, para salir del sufrimiento, miraremos tres de ellos.


El primero es que, como hemos visto anteriormente, la naturaleza de todas las cosas es el cambio . Al comprender esto nuestro malestar puede comenzar a disiparse, sabiendo que ninguna situación permanecerá tal como está. De esta comprensión de la impermanencia surge el dejar de creer en un mundo objetivo y sólido continuamente enfrentado a mí, dado que nada hay que tenga una naturaleza permanente podré arreglármelas aprendiendo a flotar en el devenir.


E l segundo objetivo que miraremos será llegar a comprender que el mundo está constituido por agrupamientos de eventos. Por ejemplo, no hay nada que sea un automóvil fuera del agrupamiento de ruedas, carrocería, motor , etc... De la misma manera , Buda descubrió que lo que nosotros creemos nuestra identidad no es más que la suma de los cinco skandas o agregados de apego : nombre y forma , sensación , percepción , impulsos mentales o samskaras y conciencia . De tal manera que este ego,
que tantos afanes nos causa , no es más que un conjunto de relaciones . Por ello la verdadera naturaleza de nuestra identidad es la vacuidad, no hay nada a lo que pueda señalarse como siendo esa identidad. Por eso, en realidad, no hay nada que defender, nada de lo que guardarse.


El tercer objetivo al que mirar será borrar la separación entre mundo interior y mundo exterior. Hemos visto como nuestra identidad no es más que un surgir y decaer de cosas interdependientemente con lo que nos rodea. Darse cuenta de esto con todas sus consecuencias, vivirlo, es conocer la naturaleza de la mente. Justamente este proceso es el que Buda Sakyamuni llevó a cabo, y, por ello, se le llamó Buda el despierto . Este conocimiento completo de la naturaleza de la mente es conocer nuestra naturaleza búdica, nuestra verdadera naturaleza que es la naturaleza del despertar.

 

CUARTO PASO: PODEMOS IR MÁS ALLÁ DEL SUFRIMIENTO: LA LIBERACIÓN

Para poder recorrer este camino es muy importante comprender la ley del karma. Primero : como hemos visto anteriormente, lo que consideramos la experiencia está formada por la interrelación de los cinco skandas o agregados de apego. De acuerdo con esto, lo que experimentamos como realidad es un conjunto de relaciones. En estas relaciones nuestra manera actual de obrar sienta las causas de futuras relaciones. Todo lo que hago tiene repercusiones en este mundo interdependiente.

Segundo : continuamente estamos creando las huellas de un nuevo karma, a no ser que logremos comprender el proceso y salir de la rueda de encadenamientos de causas y efectos, de la rueda del Samara. Así, por ejemplo, por el agregado de la sensación creamos karma cuando algo nos gusta, cuando algo no nos gusta, cuando algo nos deja indiferentes.
Tercero : este proceso no es caótico sino que sigue unas complejas leyes explicadas en el “Abhidharma”.

QUINTO PASO: LAS DOS REALIDADES SON UNA SOLA

El objetivo es comprender que el ciclo del condicionamiento kármico es el samsara o mundo relativo en el que vivimos. Sin embargo, a través del estudio, la reflexión y la meditación podemos experimentar la conexión con nuestra verdadera naturaleza a través de la conciencia base de todo. En esta conciencia base no hay dualidad, todo está aquí mismo, en este mismo momento. A través de esta conexión con la conciencia primordial podremos llegar a experimentar el mundo absoluto o nirvana.

 

SEXTO PASO: LOS MEDIOS HÁBILES

Upaya o medios hábiles son experiencias de todo tipo que facilitan nuestro acceso a la meditación, es decir, a la mente que conoce a la mente . Un maestro de meditación utilizará todo tipo de recursos para facilitar el acceso del discípulo a este conocimiento de la mente.
El objetivo último de la practica budista es alcanzar el conocimiento de la mente a través de la meditación. Llegar a vivir realmente meditación requiere una gran madurez psicológica y una cantidad ingente de energía y determinación. Las maneras de abordar la meditación es diversa. En este espacio queremos destacar dos formas de vivir la meditación. Primera : la pacificación mental. Shiné o pacificación mental consiste en el uso de determinados soportes para tranquilizar la mente de modo que se vuelva más transparente y accesible a nuestra propia presencia.

Segunda : Vipassana. Vipassana o visión pura consiste en presenciar, una vez que se ha llegado a un mínimo de pacificación mental, desde el desapego todos los fenómenos mentales, de manera que la atención permanece en lo que va pasando instante a instante, enriqueciendo así nuestro conocimiento de la mente.
Existen otros medios hábiles para meditar que no mencionaremos en este curso de iniciación, porque para acceder a ellos el practicante deberá contar con cierta habilidad en el entrenamiento de la mente, es decir, haber adquirido un nivel de estabilidad mental y de concentración en una atención sin fisuras.