INICIACIÓN
AL BUDISMO
Este
curso de iniciación al Budismo se plantea como una toma de
contacto, de nuevo, con la vida. El objetivo es tratar de descubrir el
ser profundo que llevamos dentro al sabernos poseedores de la
naturaleza búdica, de manera que por su conocimiento
pasaríamos a actualizarla.De entre todos los deseos y anhelos
que la naturaleza humana se puede plantear tan sólo existe uno
verdadero: la aspiración a la iluminación. Este deseo nos
conecta con lo más auténtico y natural que tenemos. De
hecho, algún atisbo acerca de ello lo hemos tenido si recordamos
el sabor de la visión de un paisaje que nos hizo sentirnos
totalmente presentes, o el calor de un abrazo.Por eso planteamos la
posibilidad de iniciarnos en un proceso evolutivo de desarrollo y
autoconocimiento que, si lo hacemos bien, nos conectará con lo
mejor que tenemos de nosotros mismos, y permitirá hacer crecer
en nosotros la importancia que tienen “los demás”.
El cuidado hacia ellos indicará el grado de evolución que
uno mismo haya sido capaz de desarrollar, sentirá en él
el calor de la “Bodichitta”.Es así como planteamos
la posibilidad de iniciarnos en el proceso siguiendo “diferentes
pasos”. La manera en la que se precisan estos pasos es una entre
las muchísimas posibilidades en que puede hacerse. Aquí y
ahora, en este momento, ésta puede ser una:
PRIMER PASO: CONSTATACIÓN DEL SUFRIMIENTO DE LA VIDA
Lo que nos puede motivar a embarcarnos en este proceso es
conocer a través del análisis por qué sentimos
insatisfacción al vivir. De entre las muchas causas de
insatisfacción que puede haber hemos elegido tres:
La primera de ellas es la sensación de desengaño porque
lo conseguido hasta ahora no se puede mantener siempre. Tanto en el
terreno material como en el social o en el afectivo comprobamos a
menudo que las cosas se sostienen en un equilibrio precario, pues puede
suceder que un golpe de suerte, bien a favor, bien en contra, puede
cambiar totalmente lo hasta ahora construido. Nos quedará el
sabor del recuerdo de una lucha bien vivida, por ejemplo, si hemos
vivido una gran dicha pero la experiencia se ha terminado, resulta
totalmente insuficiente. Lo bueno dura poco y los momentos agradables
sólo quedan para la inspiración.
La segunda de ellas se refiere a la desconfianza de que lo que
obtenemos no nos hace mejores; más bien nos incita a levantar
barreras frente al exterior, desarrollando una naturaleza defensiva
“luchadora”, para mantener lo que se tiene y se adquiere.
Además nos creemos con derechos a defender “lo
nuestro” contra viento y marea, y así miramos a los otros
como enemigos virtuales.
El desencanto podríamos nombrar como la tercera de las causas,
ya que la vida no es lo que esperábamos. Aquí nos
referimos a la sensación de sentirnos engañados como
resultado de lo anterior. No hay ilusión que aguante el paso del
tiempo, pero nos empeñamos con ahínco en crear o
perseguir la siguiente, y eso nos deja ciegos para explorar y
experimentar en los matices. Al final, uno se siente desarticulado,
desencajado, desmembrado al vivir y , sin poder evitarlo , aparece la
neurosis .
SEGUNDO PASO: ENTRAMOS EN EL SUFRIMIENTO: OBSERVAMOS SUS CAUSAS
Observando la neurosis vemos que ésta se expresa en
diferentes aspectos de los que resaltaremos dos:
El primero se refiere a esa neurosis que se muestra en la
construcción del personaje, con más o menos acierto, para
intentar que las cosas sean permanentes: uno se ata o se aferra a lo
conseguido. Tenemos la ilusión de que las cosas duran pero a
través de dos vertientes:
Por un lado, contentos por las buenas condiciones en las que nos hemos
montado la vida, un bienestar material, afectivo e intelectual que nos
permite tenerlo todo bajo control y creer en la ilusión de su
permanencia, tapando así el miedo a la contingencia.
La otra vertiente resalta el lado doloroso de la vida. Las
condiciones duras en las que me encuentro, por el contrario, no parece
que acaben nunca, nada cambia , o, si lo hace, es para ir a peor . El
segundo aspecto se va a referir a lo que de condicionado me hace sentir
ese “falso” personaje. Siguiendo aquí el popular
dicho de que “todo tiene un precio” pensamos que lo que nos
hemos labrado en la vida es lo que nos merecemos, y si para ello he de
vivir con una doble moral –una, para el terreno privado, aunque
sólo sea para negarlo, para pasar de él; otra, para el
público- lo consideraremos como parte de la
“normalidad” social en la que hay que vivir. Y si por esa
pseudonormalidad tengo que cerrar los ojos a otros aspectos que me
ofrece la vida, lo haré sin ningún reparo. Me he hecho un
montaje de lo que es la vida, de lo que es mi vida, intento
ser-de-una-manera. Una manera en que uno-no-es porque nos hemos alejado
de nuestra naturaleza íntima al darle prioridad a los valores
sociales. Los auténticos que surgirían de nuestra
naturaleza íntima, quedan ocultos, pues no nos ocupamos de
ellos. Quizás con las crisis, o en la cercanía de la
muerte, cuando nos permitimos sentirnos más
“blandos” emerjan ya que están ahí, y,
entonces, podamos despertarnos de la ilusión que vivimos, al
experimentar esa dualidad intrínseca al personaje que nos hemos
hecho.
Seguimos con la observación y comprendemos las consecuencias que
esta forma de ser fijada nos acarrea. También aquí el
espectro de posibilidades puede ser muy grande, así que lo
reduciremos a tres apartados:
La fijación en ese personaje que creo ser me ofrece seguridad,
me da apoyo en la vida, pues tengo detrás de mí todo el
beneplácito social que me hace vivir anestesiado/a, amparado/a
en una nube de prestigio, buen status y admiración. (Recordad
aquí la doble vertiente, vivir rechazado/a , en la marginalidad
, humillado/a sería su contrario , desde el mismo origen) .
Construímos así nuestros castillos (los reales y los
oníricos) , nuestras casas y nuestras fronteras . Nos hemos
separado pues vivimos la dualidad como una realidad constatada. Hacemos
la separación entre mundo interior y mundo exterior, haciendo
que prevalezca el segundo sobre el primero, las verdades sí pero
sólo a medias. Es decir, vivimos la mentira, y además,
nos damos cuenta.
Todo esto se sustenta gracias a las creencias. Éstas han sido
transmitidas a través del proceso de socialización y se
han fijado en nosotros al crecer, y, en función de
repetírnoslas a lo largo de nuestra experiencia, hemos elegido
lo que nos gusta y lo que no nos gusta, elevándolo a la
categoría de moral-para-mí, que es lo que aquí
interesa. Nos estamos refiriendo a que ese personaje me exige tanta
atención hacia mí que no logro ver al “otro”.
Es el yo egoico quien está detrás de todo y quien tira y
barre, lo que puede. Ahora bien, de entre todas las creencias que hemos
asumido en la vida hay una que es fundamental y distinta a las otras:
la creencia en que las cosas poseen una sustancia inherente a ellas
mismas, tiene una naturaleza propia. En realidad nada hay que se
sustente por sí mismo. El árbol parece una sustancia
individual pero en realidad es un complejo sistema que depende de las
relaciones que establece con el entorno. Necesitará agua,
sustancias minerales, sol..., en definitiva, no existe por sí
solo sino que forma parte de una realidad interdependiente. Esta
creencia en la sustancialidad de las cosas es lo que nos produce la
esperanza. Esperanza en que en alguno de estos objetos esté esa
satisfacción que nunca llega. Por ello mismo vivimos en el
miedo, que es la otra cara de la esperanza. El miedo sería la
tercera consecuencia a la que nos queremos referir. Estudiando el miedo
podemos observar que aún, en el mejor de los casos, vivimos con
miedo a los cambios. No podemos ser felices cambiando, sino que
intentamos perpetuar todo tipo de situaciones, incluyendo las
negativas.
Existe esta tendencia a desear que las cosas sigan como están.
Pero esto de por sí es imposible, ya que en el mundo todo
está en continuo cambio. Nada es permanente.
En el peor de los casos, lo que uno logra es insatisfactorio, y como ya
no se espera nada mejor , uno se siente sin fuerzas y sin
energía para enfrentarse a ese hipotético mal que se ve
venir .
TERCER PASO:
PERCIBIMOS EL CAMINO DE SALIDA DEL SUFRIMIENTO DE LA VIDA
Lo contrario a la neurosis es la frescura y espontaneidad
del niño, que va respondiendo en las diferentes necesidades
según se van presentando. De entre todos los objetivos que nos
podríamos plantear, para salir del sufrimiento, miraremos tres
de ellos.
El primero es que, como hemos visto anteriormente, la naturaleza de
todas las cosas es el cambio . Al comprender esto nuestro malestar
puede comenzar a disiparse, sabiendo que ninguna situación
permanecerá tal como está. De esta comprensión de
la impermanencia surge el dejar de creer en un mundo objetivo y
sólido continuamente enfrentado a mí, dado que nada hay
que tenga una naturaleza permanente podré arreglármelas
aprendiendo a flotar en el devenir.
E l segundo objetivo que miraremos será llegar a comprender que
el mundo está constituido por agrupamientos de eventos. Por
ejemplo, no hay nada que sea un automóvil fuera del agrupamiento
de ruedas, carrocería, motor , etc... De la misma manera , Buda
descubrió que lo que nosotros creemos nuestra identidad no es
más que la suma de los cinco skandas o agregados de apego :
nombre y forma , sensación , percepción , impulsos
mentales o samskaras y conciencia . De tal manera que este ego,
que tantos afanes nos causa , no es más que un conjunto de
relaciones . Por ello la verdadera naturaleza de nuestra identidad es
la vacuidad, no hay nada a lo que pueda señalarse como siendo
esa identidad. Por eso, en realidad, no hay nada que defender, nada de
lo que guardarse.
El tercer objetivo al que mirar será borrar la separación
entre mundo interior y mundo exterior. Hemos visto como nuestra
identidad no es más que un surgir y decaer de cosas
interdependientemente con lo que nos rodea. Darse cuenta de esto con
todas sus consecuencias, vivirlo, es conocer la naturaleza de la mente.
Justamente este proceso es el que Buda Sakyamuni llevó a cabo,
y, por ello, se le llamó Buda el despierto . Este conocimiento
completo de la naturaleza de la mente es conocer nuestra naturaleza
búdica, nuestra verdadera naturaleza que es la naturaleza del
despertar.
CUARTO PASO:
PODEMOS IR MÁS ALLÁ DEL SUFRIMIENTO: LA LIBERACIÓN
Para poder recorrer este camino es muy importante comprender
la ley del karma. Primero : como hemos visto anteriormente, lo que
consideramos la experiencia está formada por la
interrelación de los cinco skandas o agregados de apego. De
acuerdo con esto, lo que experimentamos como realidad es un conjunto de
relaciones. En estas relaciones nuestra manera actual de obrar sienta
las causas de futuras relaciones. Todo lo que hago tiene repercusiones
en este mundo interdependiente.
Segundo : continuamente estamos creando las huellas de un nuevo karma,
a no ser que logremos comprender el proceso y salir de la rueda de
encadenamientos de causas y efectos, de la rueda del Samara.
Así, por ejemplo, por el agregado de la sensación creamos
karma cuando algo nos gusta, cuando algo no nos gusta, cuando algo nos
deja indiferentes.
Tercero : este proceso no es caótico sino que sigue unas
complejas leyes explicadas en el “Abhidharma”.
QUINTO PASO:
LAS DOS REALIDADES SON UNA SOLA
El objetivo es comprender que el ciclo del condicionamiento
kármico es el samsara o mundo relativo en el que vivimos. Sin
embargo, a través del estudio, la reflexión y la
meditación podemos experimentar la conexión con nuestra
verdadera naturaleza a través de la conciencia base de todo. En
esta conciencia base no hay dualidad, todo está aquí
mismo, en este mismo momento. A través de esta conexión
con la conciencia primordial podremos llegar a experimentar el mundo
absoluto o nirvana.
SEXTO PASO:
LOS MEDIOS HÁBILES
Upaya o medios hábiles son experiencias de todo tipo
que facilitan nuestro acceso a la meditación, es decir, a la
mente que conoce a la mente . Un maestro de meditación
utilizará todo tipo de recursos para facilitar el acceso del
discípulo a este conocimiento de la mente.
El objetivo último de la practica budista es alcanzar el
conocimiento de la mente a través de la meditación.
Llegar a vivir realmente meditación requiere una gran madurez
psicológica y una cantidad ingente de energía y
determinación. Las maneras de abordar la meditación es
diversa. En este espacio queremos destacar dos formas de vivir la
meditación. Primera : la pacificación mental.
Shiné o pacificación mental consiste en el uso de
determinados soportes para tranquilizar la mente de modo que se vuelva
más transparente y accesible a nuestra propia presencia.
Segunda : Vipassana. Vipassana o visión pura consiste en
presenciar, una vez que se ha llegado a un mínimo de
pacificación mental, desde el desapego todos los
fenómenos mentales, de manera que la atención permanece
en lo que va pasando instante a instante, enriqueciendo así
nuestro conocimiento de la mente.
Existen otros medios hábiles para meditar que no mencionaremos
en este curso de iniciación, porque para acceder a ellos el
practicante deberá contar con cierta habilidad en el
entrenamiento de la mente, es decir, haber adquirido un nivel de
estabilidad mental y de concentración en una atención sin
fisuras.